¿Métodos o personas? ¿Tienes clara la cuestión? Lo mismo ¡NO…!

En el último año, incluso menos te diría, hemos observado cómo se iniciaba la caza de Scrum. Scrum es malo, Scrum tiene defectos. El fundador es malo, el fundador no es bueno, es del lado oscuro. Scrum es malo. Usa mejor XP, usa mejor lo que quieras, pero que sepas que Scrum es malo. Y claro el problema es tener claro si lo importante es el método o las personas. Vamos a verlo en detalle.

La polémica seguía. Detrás de Scrum hay unos vende humos saca cuartos que te quieren vender certificaciones. Scrum es malo. Lo mío es lo bueno. Hazme caso. Lo que yo te vendo es lo bueno, te lo vendo porque es lo mejor. Scrum es malo.

Y ya teníamos la guerra. Incluso gente destacada de la comunidad por impartir las caras certificaciones (si, ese dato es objetivo) que te hacían acreedor de los requisitos necesarios para pasar un examen y tener tu titulito. Y no está mal decirlo, las certificaciones, ésas también son malas (es lo que se decía).

¿Todo es envidia por el negocio o hay algo de verdad? Pues como cualquier cosa en la vida nada es ni blanco ni negro. Las certificaciones realmente lo que hacen es facilitar la vida a las empresas que contratan, solo tienen que ver si el candidato tiene el papel o no. También facilitan la vida a las empresas que lanzan contratos público, “he pedido que tengan tal certificación” y, cómo no, facilitan la vida a los candidatos que saben el precio que cuesta comprarlas y a las empresas proveedoras de servicios cuanto cuesta pasar el requisito.

Pero… ¿alguien se preocupó de si la gente sabía?
Lo primero de lo que tendríamos que preocuparnos sería de qué tendrían que saber.

Volvemos al tema del proceso. Una certificación te enseña un proceso, me da igual como quieras llamarlo un framework, un marco conceptual, un paradigma o un contubernio intrínseco de mejora subliminal continua, y en algunas como Scrum tratan de enseñar que el proceso no siempre va a ser el mismo, perdón, que no va a ser el mismo y que por tanto hay que adaptarse.

Y cuando digo adaptarse digo ADAPTARSE porque como subrayara el gran Darwin no sobrevive el más fuerte, ni el más inteligente sino el que mejor se adapta.

Por eso, porque sabemos que la solución pasa por la ADAPTACIÓN un proceso, el que sea, debe ser despreciado, debe ser relegado a la categoría de herramienta temporal que tiene una vida fija, determinada y corta.

¿Cómo de corta?
Hasta que deje ser válido.

¿Cómo sé cuando deja de ser válido?
Aquí entramos en la segunda parte que es la difícil: la de los valores y los principios.

Me he reído muchas veces de la gente que defendía los valores y los principios del manifiesto ágil como si fueran la Biblia: estás rompiendo los principios, no sigues el manifiesto, anatema.

Pero realmente el que dió en el clavo era el grandísimo Groucho Marx:

Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros

No es que tengas que seguir al pie de la letra en cuanto a cambiar de principios como el que cambia de calzoncillos o bragas tras ducharse cada día, sino que los principios y valores determinan tu interés, lo que quieres, lo que buscas, son los que determinan realmente qué es saber y que no lo es.

Los principios son los que determinan qué nos hace alcanzar nuestro objetivo y que no.

En el momento en que esos principios y esos valores no nos habiliten para alcanzar nuestros objetivos deberemos hacer un Groucho y contar con otros.

Y ahora nuestra pregunta. Cuando tengo claro mi objetivo y definidos mis principios, ¿procesos o personas? ¿Qué es lo más importante?

Si algo nos ha enseñado el mundo que nos rodea en los últimos 10 o 15 años es que la realidad se ha vuelto más compleja de lo que era (realmente nos hemos dado cuenta de ello, serlo lo era antes). Modelos como el Cynefin de Dave Snowden nos describen sistemas de distintos niveles de complejidad que no admiten una respuesta fácil, que no admiten un proceso único que los controle a todos y, por tanto, necesitamos a personas que sean capaces de darse cuenta de esto.

Al final necesitamos a las personas que miden y se den cuentan de si el método, proceso, paradigma, herramientas, estructura de alambres cogida con pinzas que estemos usando dan respuesta, dan la mejor respuesta para nuestras limitaciones a los objetivos que nos hemos marcado. En el caso de que no se cumplan, deberemos cambiar, buscar otra solución y esa la encuentran las personas.

Y generalmente lo hacen independientemente de la certificación que tengan, lo hacen por su experiencia, porque ya lo hicieron antes o porque se han enfrentado a problemas similares y la solución no está escrita en ningún sitio: hay que definirla por nosotros mismos.

Gírate a tu alrededor, en la oficina física o en la reunión virtual, con tu equipo y prepáralos para que den lo mejor de sí mismos, porque ellos y ellas serán los encargados de hacer que tengas éxito.

¡Feliz adaptación!