Haiku: Huir de tus problemas es una carrera que…

Si a cualquier cosa que nos sucede lo llamamos problema, ya empezamos por mal camino para superar ese reto, aprovechar esa oportunidad o simplemente disfrutar de las sorpresas que nos da la vida.

La palabra problema seguramente despierte en muchos de vosotros, un miedo interior a esos exámenes de matemáticas que tanto costaba sacar adelante cuando éramos pequeños. Ese profesor o profesora que aun entra en nuestros sueños y nos hace despertar por las noches con pesadillas, planteando situaciones increíblemente difíciles de resolver o simplemente irresolubles.

Para un primo mío, la palabra problema está en el mismo plano que veranos en Cedeira, delante de una mesa y encima de un cuadernillo de Santillana de matemáticas, esperando a que yo llegase de vacaciones y diera un resultado a toda esa maraña de números y preguntas.

Ya sea para bien o para mal, la palabra problema despierta neuronas en nuestro cerebro para buscar una solución. En muchos casos, no somos capaces de analizar la situación y buscar alternativas, vamos directos a un resultado.

Quizás esta sea la razón por la que nos cuesta tanto contar algunos aspectos de nuestra vida a los demás, en muchos casos no queremos una solución, simplemente queremos que nos escuchen, que se pongan en mis zapatos y se alegren u ofrezcan su hombro como muestra de apoyo.

¿Qué sucede cuando acercamos nuestra mano al fuego? Nuestra cabeza no nos permite la mínima duda, antes de procesar la información, nuestro cerebro reptiliano nos hace alejarnos del calor y nos permite sobrevivir.

Pero, ¿qué pasaría si tratamos de engañar a nuestro cerebro y cambiamos la palabra problema por oportunidad? Seguramente la respuesta no sería huir de tus problemas, porque es una carrera que jamás ganarás.