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2020
Corona virus: ¿Cisne negro, rinoceronte gris o elefante negro? ¡Tu proyecto en juego!
Léelo aprox. en 4:03 minutos.
El término cisne negro lo usamos de forma común desde que Nassim Nicholas Taleb publicara su libro del mismo nombre. Vemos cisnes negros por todas partes. Esos eventos impredecibles que tienen un alto impacto, pero… ¿son tan comunes como parece? Pues no, son mucho más comunes los rinocerontes grises y los elefantes negros. ¡Vamos a verlos!
Lo que parece es los cisnes negros son utilizados por muchos como excusa, como motivo para justificar su mala o nula capacidad de gestión cuando un suceso es claro. Aquí es donde entran los elefantes negros y los rinocerontes grises.
Según a quién preguntemos nos hará una puntualización u otra, pero podríamos definir un elefante negro como:
- Es un suceso de gran importancia.
- Es un suceso evidente para todos, todos conocen de su existencia.
- Es un suceso para el que nadie hace nada para atajarlo
- Y por último podríamos decir, que se intenta hacerlo pasar por un cisne negro para evitar la responsabilidad de no haberlo atajado con tiempo.
Como te decía, la definición final puede variar y muchas veces se asemeja al concepto de Rinoceronte gris que según su creadora Michele Wucker es:
- Es un suceso altamente probable.
- Es un suceso con un alto impacto cuando sucede.
- Es un suceso para el cual nadie hace nada
Su autora en su libro The Gray Rhino: How to Recognize and Act on the Obvious Dangers We Ignore da multitud de ejemplos relativos a crisis financieras y desastres de empresas donde el problema era evidente y nadie hizo nada para solventarlo. Eso sí, a toro pasado todos cogieron un saco de plumas, un poco de color negro y trataron de maquillar el rinoceronte o el elefante por un cisne negro un poco regordete y enorme.
¿Se te ocurre algún caso de rinoceronte negro o elefante negro que hayamos vivido recientemente y que nos hayan intentado hacer pasar por el cisne negro?
¡Exacto! La crisis del coronavirus.
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Aunque nos parezca imposible prever una pandemia como la actual hay muchas voces que llevan avisando sobre la inminencia de una pandemia.
Justo hace 100 años, sucedió la última gran pandemia, la mal llamada gripe española que según los últimos cálculos pudo llegar a matar a más de 50 millones de personas.
Digo mal llamada gripe española, ya que no se creó en España, ni se contagió debido a España, sino que al ser un país neutral durante la primera guerra mundial (la gran guerra) informaba sin ocultar ningún dato de lo que sucedía con esta nueva enfermedad que internamente llamaron el soldado de Nápoles (por una zarzuela popular de la época). El resto de países beligerantes (Alemania, Francia, Inglaterra, …) ocultaban el problema de la enfermedad para no mostrarse débiles frente a sus enemigos.
La enfermedad tuvo una expansión mundial. A ciencia cierta se desconoce exactamente cual fue su origen algunos apuntan a China, pero hay quién indica que pudo originarse en EE.UU. o en Francia al mutar un virus de origen aviar.
Lo importante es que este hecho ya mostraba que una pandemia de esta índole podía volver a pasar. De hecho, mucha gente apunta a Bill Gates como uno de los autores porque lleva avisando desde hace unos años de este peligro.
Luego, un suceso evidente para todos con un amplio impacto… eso, no es un cisne negro, es un rinoceronte gris.
Es más lo curioso de la pandemia de 1918 es que la gente reaccionó de la misma manera, algunos se negaron a llevar mascarilla, otros se cansaron de llevarlas, se acusó a los gobiernos de querer controlar a la población con vacunas, se dieron comportamientos que empeoraron la situación, … todo había sucedido ya, pero ¿qué habíamos aprendido?
Y ahora llegamos a la segunda ola. Con todo lo aprendido de la gripe española, con todo lo aprendido desde Marzo del impacto en las poblaciones actuales, se actúan en verano (del hemisferio norte) sin criterio y sin previsión.
Poco a poco se vuelven a repetir comportamientos erróneos en nombre de favorecer la economía, no se compra material ni equipos que favorezcan realmente el evitar el alto impacto de la pandemia y, por tanto, las consecuencias son las que son.
La forma de evitarlos es clara, es actuando. Si actúas te podrás equivocar, pero habrás aprendido que es lo que no funciona. Podrás dar media vuelta y cambiar lo que hiciste. Mirar hacia otro lado no va a solucionar el problema.
Nuestros proyectos se ven atacados por rinocerontes grises, algunos que deberemos controlar nosotros y otros que son responsabilidad de otros. Da igual, si es nuestro proyecto la responsabilidad última será nuestra.
Evita los rinocerontes grises y no te dejes atropellar por los elefantes negros, porque los cisnes negros ni se pueden predecir, ni se pueden evitar.
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