hacker
Sí, lo sabes. Y lo sabes aunque todavía no eres consciente de ello. Están hackeando tu cerebro para que uses la Agilidad. ¿Quieres saber cómo? Vamos a verlo.
En las últimas elecciones de EE.UU. saltaron las alarmas, había comenzado el hackeo de cerebros, unos cerebros hackeados para conseguir algo, con un propósito, un propósito muy grande. Porque esos cerebros hackeados votaban y hay gente dispuesta a hacer cualquier cosa por un sillón de presidente.
Pero el hackeo no se queda ahí. A los votantes se les muestran páginas web creadas ex profeso basadas en sus gustos para captar su voto de forma segura. A nosotros, directores de proyecto, nos intentan convencer de usar la agilidad, haciendo de la realidad un mundo más endulzado del que realmente es, hackeando nuestro cerebro.
Nos bombardean constantemente con las bondades del método, perdón del framework sea el que sea, lo felices que nos hace, a nosotros y a los demás, y el valor que entregamos a las personas.
Pero no solo las bondades, es que si no eres ágil, si no lo sigues eres de los otros, del otro lado, el lado del mal, te condenarás al infierno: serás un caminante blanco más allá del muro.
Si lees, ves que hay artículos interesados donde publican dinámicas sin fin donde se prima la diversión, las risas, la felicidad de las personas, pero… ¿y los resultados?
No, en serio, ¿y los resultados?
Nadie se preocupa de cómo ver el resultado, nadie se preocupa de cómo comprobar que se obtienen resultados. Algunas esgrimen la palabra mágica del intangible, gritándolo a los cuatro vientos. Otros nos lanzan cosas subjetivas y parciales como la famosa satisfacción del usuario / satisfacción del cliente, pero…
¿Y si tiene que medir la satisfacción del usuario alguien para el cual ese resultado determina su gratificación a final de año? ¿Será tan íntegro para decir el valor del usuario final? ¿Alguien será tan sincero y tan claro para decir que el presupuesto que mi asignaron no sirvió para nada, que se fue a la basura, al traste, al garete? ¿La empresa sería tan serena para mantener a esa persona en su puesto pese al error?
Los casos fallidos, los errores brillan por su ausencia, salvo aquellos para demostrar como la caída era simplemente para tomar un impulso mayor todavía. Incluso el año pasado fui a un evento cuyo lema principal eran los fracasos y resulta que la keynote principal la dio un campeón del mundo, sobre como ganó el campeonato, ¿y la realidad?
La realidad es que surgen peticiones por parte del cliente de proyectos con un mix de agilidad y predictibilidad. El cliente pide usos de lo que sea, de lo que le suena de ver en redes sociales, en una revista o en la publicidad de un curso que le han mostrado en youtube mientras veía trailers de videojuegos con su hijo o algún documental. El cliente es el rey, el rey de los despropósitos, el rey de la petición compulsiva sin tener claro ni qué quiere, ni qué se marca como objetivo (que sí que sé que no todos son así, pero hay muchos así).
Esto nos lleva a implantar un totum revolutum donde dailies de 1h conviven con un product owner que habla de incurridos, donde el scrum master asigna las tareas a dedo al equipo y el equipo da paso a iteraciones con entregas parciales de diseño gráfico y con documentación funcional.
La agilidad funciona, pero como todo tiene su forma de hacer las cosas y no, no le cabe tó. Que haya muchas y variadas formas no significa que todas sean posibles, todas no, esa que estás pensando no y esa otra tampoco.
Las formas que sí funcionan tienen un hecho común e inmutable que es el cambio cultural.
El cambio cultural es la condición sine qua non, es el hecho que determina si lo que haces es ágil o no, con mejor o peor acierto, pero dentro de lo que podemos considerar como agilidad.
La forma de evitar el hackeo de tu cerebro es poner tu mente en modo científico, en usar el método científico: teoría, experimentación, obtención de resultados y evaluación. Comparar si en tu organización los nuevos métodos de forma objetiva son mejores que aquellos que tenías antes. Esto te permitirá tomar decisiones de perseverar o pivotar, de modificar algo o tirarlo a la basura.
¿Que esto no es nuevo? Claro que no, quién dijo que lo fuera. Aunque te parezca una aberración hay cosas que son muy antiguas que todavía siguen siendo la forma más óptima de realizar ciertas tareas. Las novedades no implican que sean mejores, simplemente, eso, que son novedades.
Adivina como demuestra lo mejor que lo es, con RESULTADOS.
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¡Genial Julián! ¡Muy bien descrito!
Tenemos muchos problemas hoy día porque no se sabe lo que se está haciendo, solo nos suenan algunas cosas y pensamos que tenemos que hacerlas solo porque es lo que toca, es una moda y lo hace todo el mundo... ¡pero esta forma de trabajar al final trae muchos más inconvenientes que ventajas!
Tú has dado las claves: ¡¡¡medir los resultados y cambiar la cultura!!!
Gracias.