Hay muchas formas de inteligencia y todas tienen una misión diferente. En cada uno de nosotros se entremezclan para dar el resultado de lo que somos, porque conocimiento es saber que un tomate es una fruta; sabiduría es…
La diferencia que indica Miles Kington no es baladí, no es tan obvia y podríamos explicarla a través de la teoría de la inteligencia de Raymond Cattell.
Para Cattell hay dos factores que determinan la inteligencia, el primero es la inteligencia cristalizada, el conocimiento la experiencia adquirida y el segundo es la inteligencia fluida que es la que es capaz de adaptarse, de deducir, de relacionar cosas.
Por tanto, se necesita inteligencia cristalizada para saber en qué categoría se clasifican los tomates e inteligencia fluida para aplicar esa información cuando estemos preparando una macedonia de frutas. No por ser una fruta el tomate se puede mezclar con otras frutas y estar bueno, por si todavía no te habías dado cuenta.
Ambas inteligencias deben desarrollarse, ya que una sin la otra no son nada. Como te decía al comienzo lo que somos se lo debemos a la mezcla de las dos y a la forma que tienen de relacionarse.
¡Que la inteligencia te acompañe!
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