tyrion juego de tronos
Estamos disfrutando de Juego de Tronos. Está llegando el final de la saga, bueno el final de la serie todavía nos quedarán los libros. Esta temporada que ha tardado algo más en llegar nos está deparando menos detalles sutiles que las precedentes, esperemos que esto mejore a partir de ahora), pero algunos nos ha dejado. Y hoy quiero mostrarte uno de ellos: la diferencia entre lo que debes hacer y lo que te gustaría hacer.
Quiero que pienses en el episodio de la larga noche, el tercero de la octava temporada, Ese episodio del que todo el mundo se queja de la luz, de la falta de luz, de la oscuridad, del dominio de ella y eso que es uno de los episodios que muestra cosas con más claridad que otros de esta temporada.
Aléjate de los árboles que te impiden ver el bosque (aunque sean arcianos) y mira lo importante, lo relevante.
Tranquilo, tranquila, no te voy a hacer spoilers.
Tyrion tiene un genio que le impide detenerse, quiere luchar aunque su ayuda, en ese aspecto, pueda ser mínima o irrelevante. Sansa le convence mostrándole la importancia de ayudar donde uno aporta valor frente a la insensatez de hacer lo que a uno le gustaría hacer y así sentirse mejor. Le convence mostrándole donde una pueda dar, frente a donde una se siente satisfecha con lo que hizo pese a que no sirva de nada. Y esa diferencia debes grabártela a fuego tú.
Tyrion quiere tomar un hacha, subir al patio de Invernalia y destrozar a los caminantes blancos que les rodean, que les acosan, que les muestran el gélido poder de la escarcha cayendo sobre ellos, que les están venciendo sin esfuerzo, que inexorablemente se están abatiendo sobre ellos para arrasarlos.
Tyrion no duraría ni un minuto, porque no lo hicieron ni los dothrakis, señores de los caballos tan temibles en campo abierto galopando sobre sus caballos. Tampoco lo hicieron los hombres y mujeres del pueblo libre, guerreros anárquicos, pero duros y fuertes como ninguno acostumbrados a ese clima tan extremo y con el acicate de saber que no hay salida, victoria o muerte.
Todos eran más fuertes que él y cayeron.
Él pese a todo tiene un atributo, una capacidad que destacada por encima de todos ellos. Y es precisamente en la que pueda aportar más que los demás: su inteligencia. Su cabeza destaca sobre la de todos los demás no por su continente, sino por su contenido, el único elemento por el cual deberíamos juzgar a las personas.
Sansa le dice que su cabeza aportará más, que sus ideas aportarán más cuando sean necesarias ideas para derrotar al enemigo que ahora que lo que hacen falta son brazos.
Lección que debes grabarte a fuego.
Cuando el director de proyectos se pone a picar código, cuando la directora de proyectos se pone a realizar pruebas del software, no pasa nada, está bien, a nadie se le caen los anillos por ello, pero… ¿quién está teniendo ideas, quién está dirigiendo la batalla, quién está siendo la persona que procura que todos suenen al unísono y sin ruido como una orquesta perfectamente sincronizada?.
Imagínate que los dragones lanzaran fuego sin ton ni son, que lo hicieran según su entender, sin estar organizados ni de acuerdo con el resto de las fuerzas de ataque. Su esfuerzo no serviría de nada.
Daenerys se lo dijo a Tyrion.
Sansa se lo dijo a Tyrion.
Tienes más valor pensando que combatiendo.
No caigas en el error de hacer esto en tu proyecto. El director de proyectos, la directora de proyectos es la personas que tiene que ver como evoluciona el proyecto en perspectiva, desde la torre, desde la vigila, para contemplar el desarrollo de los eventos y tomar decisiones que permitan corregir las desviaciones.
Para liderar a tus equipos tienes que tener perspectiva.
Para poder gobernar un reino necesitas mantenerte alejado de la batalla para mantener la perspectiva.
No seas Robert Baratheon que se dejaba nublar por las fiebres de la batalla, el vino y otras cosas.
Sé Tyrion dominando sus deseos, aunque resulte paradójico, y gobierna la batalla.
Valar Morghulis!
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Julian comparto todo lo que decis, pero qué pasa en el capítulo 4 ...?.no vamos a spoilear pero en la gestión de proyectos es una ley que " si no tienes el apoyo de la dirección no lo intentes"...
Podés ser muy brillante, podés ver el panorama general, pero tenes que ser escuchado y valorado, cosa que por lo menos a mi no me ocurre con la frecuencia que quisiera, aun cuando veo que el precipicio está a un paso.
Saludos Amalia