El Haiku: Nunca subestimes el corazón … (Rudy Tomjanovich)

Nunca subestimes a nadie y mucho menos el corazón de un campeón. David contra Goliat, el fuerte contra el débil, Brasil contra Uruguay en el famoso Maracanazo del Mundial de 1950, favorito contra ignorado… las apuestas no son siempre 100% seguras.

Es extraño, pero me he encontrado en numerosas ocasiones que aquellas personas o equipos de las cuales no se esperaba nada, al final son las que terminan cambiando al mundo. Quizás en el fondo, dónde nadie pone los ojos, dentro del corazón de esas personas o equipos, hay un corazón de campeón y unas ganas de superación.

Proyecto marrón de consultoría, nadie quería ir a ese cliente. Se empezó a montar el equipo, un poco que sobraba de aquí otro poco de allí, un par de contrataciones de personas poco valoradas en sus empresas y, ¿cuál fue el resultado? Éxito total y en poco tiempo se convirtió en el proyecto con más ingresos y margen de toda la compañía.

Series finales de la NBA de 1995, los Rockets partían como sexto mejor equipo del oeste, lo que les hacía tener desventaja de campo en todos los enfrentamientos en los play off. Eran los campeones de la temporada anterior, pero este año las cosas no habían funcionado bien (clasificación más baja en temporada regular para un campeón en toda la historia de la NBA). Mejor dicho, muy mal hasta la mitad de temporada en la que consiguieron incorporar a Clyde Drexler. Consiguieron enderezar el rumbo del barco y entrar en los famosos play off del 95.

La final podría haberse resumido como el duelo entre dos de los mejores pivots de los 90, Shaquille O’Neal por Orlando y Hakeem Olajuwon por Houston. Pero la lección que aprendimos ese año nos la dio Rudy Tomjanovich desde el banquillo:

Don’t ever underestimate the heart of a champion!.

Nunca subestimes a nadie y mucho menos a ti mismo, dentro de cada uno de nosotros hay una historia de superación, un corazón de campeón.