Las 3 Leyes Fundamentales de la Dirección de Proyectos

La Dirección de Proyectos es grande, muy grande, grandísima, enorme. Comprende desde proyectos de desarrollo de software, proyectos de construcción, proyectos de creación de productos como coches, motos, comida para perros, fábricas, hasta poner al ser humano en la luna o en marte.

Y siendo tan grande como lo es, es Dirección de Proyectos porque en todas ellas aplican un conjunto similar de reglas, no todas, pero hay un grupo de reglas comunes para todos ellos y dentro de éstas están las 3 Reglas Fundamentales de la dirección de proyectos.

Como son fundamentales, y como estamos a principio de año donde habrás hecho una gran cantidad de buenos propósitos, no quiero que las olvides, quiero que las tengas muy presentes.

Y quiero que las tengas muy presentes porque con facilidad nos dejamos llevar por el brillo de lo nuevo, por el resplandor de lo que luce fresco y llamativo y nos olvidamos de las viejas cosas que nunca perdieron el suyo, pero que nos acostumbramos a él. Esas viejas leyes que parecen que no están y siguen siendo tan válidas o, incluso, más válidas que nunca.

Por eso, hoy te traigo las 3 Leyes Fundamentales de la dirección de proyectos, fundamentales porque no importa la técnica, metodología, tendencia, ideario, doctrina, certificación que uses que son igualmente válidas. Lo resisten todo, por ello no debes olvidarlas nunca y menos al comienzo del año.

No existe un método único, no existe un libro sagrado, no existe un anillo que los controle a todos, no existe un café para todos. Cada organización, y cada proyecto, tiene peculiaridades que tenemos que tener en cuenta.

Si te vas a buscar metodologías de dirección de proyecto verás que la mayoría no son metodologías, es decir no te dicen los pasos exactos a recorrer para llevar tus proyectos desde la idea inicial hasta el éxito. Al contrario, lo que hacen es dar recomendaciones, mejores prácticas, lo que les ha funcionado a otros y dejan en tu mano la capacidad de decidir cuando aplicarlas y cuando no.

Por otro lado, tenemos metodologías que puede parecer que lo tienen más claro, que te dicen haz una iteración, una daily scrum, retrospectivas, etc., pero ya te dicen desde un primer momento que es un punto de partida no el punto de destino.

Además, no nos olvidemos que ese conjunto de reglas sólo afecta a la parte de construcción del software no al ciclo de vida completo del proyecto (mira cuantas formas diferentes de tratar el ciclo de vida completo hay) y cuando tomamos cierta distancia vemos que empieza a no estar tan claro qué es lo que hay que hacer y nos dividimos entre recomendaciones a realizar para que el equipo funcione mejor y actividades para que el resto de la organización se oriente mejor.

Así que cuando pienses que una metodología / mejor práctica / recomendación te valdrá para todo, olvídate de ello.

Cuantas más conozcas mejor.

Mejor podrás adaptarte a las necesidades del proyecto que tengas que dirigir, mayor rendimiento podrás obtener de él.

Todos nos creemos únicos, diferentes, distintos al resto. Sé que voy a quedar de pesao, de tío la vara porque te lo repito hasta la saciedad: no somos lo suficientemente distintos para ser únicos.

Creo que es algo inherente al ser humano, algo que nos caracteriza. No sé si es algo que también aplica a los animales porque todavía no he logrado comunicarme con ellos hasta ese nivel, pero puede que algún día descubramos que ellos también piensan que son distintos y, entonces, sería un rasgo inherente a los seres vivos, pero por ahora centrémonos en los seres humanos.

Este sentimiento de unicidad nos lleva a pensar que necesitamos herramientas, metodologías o soluciones únicas y esto no es así. La Dirección de proyectos, y entiéndelo como cualquier metodología, recomendación o práctica para dirigir proyectos, se ha encargado de demostrar a lo largo de muchos años que unas mismas prácticas consiguen buenos resultados en distintos individuos.

Y ¡ojo! no confundir esta ley con la primera, que ya te veo pensando en la de arriba. Una cosa es que seamos diferentes y otra cosa es que necesitemos soluciones diferentes.

Esto segundo puede ser un error en la mayoría de casos. Una vez establecida nuestra situación y nuestro objetivo aplicarán unas herramientas y técnicas mejor que otras, pero eso aplicará a un rango importante de individuos no sólo a nosotros.

Si cada vez que alguien me ha dicho que era único me hubieran dado un céntimo… ahora sería millonario.

Ahora me dirás que es muy obvia ¡de obvia nada! Esta idea está cambiando, pero cuesta hacerlo. La idea romántica de que el Director o Directora de Proyectos con su sabio consejo, con su ojo entrenado, con sus soft skills, con su capacidad analítica ilimitada fue el único capaz de darse cuenta de los errores, fue el único o la única capaz de dirigir el proyecto al éxito, es una película que internamente todos deseamos comprar.

La Dirección de Proyectos no es una labor de una persona. Un Director de proyectos y una directora de proyectos no pueden hacerlo todo. Desde realizar el trabajo, realizar una planificación, identificar los riesgos, gestionar a los interesados hay demasiadas cosas para que una sola persona sea capaz de hacerlo todo y no existe nadie con tanta capacidad.

Miguel Ángel sólo hubo uno, todos los demás necesitamos ayuda.

Mejor con amigos.