Las franquicias vienen de hace mucho tiempo, tanto que su origen se remonta hasta la edad media. El origen del término franquicia proviene de los derechos que un rey cedía a un noble para que éste pudiera explotar un coto de caza o pesca o los derechos que la Iglesia cedía para que recaudara por ella el diezmo a que tenían derecho. Esto se firmaba en las cartas francas de las que derivó el termino franc.
Esto se olvidó hasta que en finales del siglo XIX unas cervezas y una máquina de coser recuperaron el concepto y lo actualizaron.
Alrededor del 1880, en Alemania, se otorgaron derechos a algunas tabernas para comercializar cerveza bajo el nombre comercial de Spaten. Isaac Singer, creador de la máquina de coser que lleva su nombre, se vio ante la necesidad de disponer del capital suficiente para poder producir máquinas de coser suficientes para atender a la demanda del mercado. Como no tenía dicho capital hizo lo mismo que hacían los reyes, vendió derechos a negocios locales para que pudieran vender sus máquinas e impartir la formación necesaria para aprender a manejarlas. Con ello consiguió los fondos necesarios para poder fabricar las máquinas que necesitaba. Por este modelo han pasado muchas empresas a día de hoy, la gran mayoría de las que conocemos y es que hay muchas personas dispuestas a montar franquicias de éxito.
¿Por qué tienen tanto éxito las franquicias? ¿Qué podemos aprender de ellas que nos ayuden en nuestro día a día? Eso es lo que vamos a ver ahora.
Las franquicias se basan en la marca de la empresa que hay detrás, es una marca sólida y fuerte, conocida en su ámbito de trabajo. Con esa marca cualquiera que comience una aventura de emprendimiento puede aprovecharse de ella desde el minuto cero. Te unes a una marca conocida y reconocible. Además estas empresas suelen hacer campañas publicitarias para seguir robusteciéndola.
El producto o servicio que se entrega es el mismo. Si yo voy a una tienda de la franquicia me esperan los mismos estándares que en cualquier otro establecimiento de la marca con lo cual me aseguran un servicio o un producto como el que espero obtener. No hay sorpresas, todo es predecible y eso es bueno.
Es un negocio que funciona. En el momento en el cual la franquicia no fuera rentable para el franquiciador o para el franquiciado el modelo no tendría sentido. Es un modelo basado en el Win-Win, es una simbiosis perfecta.
Al comienzo de una franquicia los nuevos franquiciados reciben unos cursos de formación para saber cómo funciona todo y que no tengan ninguna duda. Esta formación la imparten personas que han estado dando el servicio o han estado creando el producto por lo que se recibe información de primera mano.
Conforme el modelo aumenta y el número de franquicias crece, se va aprendiendo qué funciona y qué falla. Todo este conocimiento, todas estas lecciones aprendidas se comparten con el resto de franquiciados para que todos puedan remar en la misma dirección.
¿Se te ocurre alguna lección más que podamos aprender?
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