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2013
Una Flor o Cómo el Valor de las Cosas Depende del Observador
Léelo aprox. en 2:15 minutos.
Imagen de Kain Kalju.
Una flor es un ejemplo claro para ver que el valor que algo tiene es relativo a cada uno de los observadores.
Hace poco he leido este artículo de Thomas Cagley A Flower Daily Process Thoughts que me ha gustado mucho y por ello le he pedido permiso para poder traducirlo e incluirlo en el blog y que pueda servir de reflexión a más personas.
El artículo hace reflexionar sobre dos puntos que me parecen sumamente importantes y que no debemos perder nunca de vista:
- Nada se consigue sin trabajo
- El Valor de las cosas es relativo al observador
Os lo dejo la traducción del artículo a continuación, el original lo podeis ver aqui A Flower Daily Process Thoughts:
Por todo lo que la belleza de una flor es extraordinaria y, aparentemente, sin esfuerzo, nada se consigue sin trabajo.
Una flor es el reflejo de una maquina biológica que convierte nutrientes, agua y luz del Sol en los materiales que consumen sus células para crecer, florecer y finalmente crear su semilla.
La flor es notable por su belleza pero continúa siendo un reflejo del trabajo, trabajo cuya productividad puede ser calculada (salidas por unidad de esfuerzo).
Ahora bien, ¿para entender el valor de la flor que la planta produce es suficiente únicamente con conocer la productividad de la planta?
La belleza, como valor, es relativa. Todo el mundo tiene una opinión sobre la que construye lo que él entiende como valor, basada en sus propios prejuicios y su propia cultura.
No existe una única definición, por lo tanto necesitamos encontrar nuestro ámbito de aplicación o tribu para los cuales podamos aportar valor.
Valor, que como para las flores, está en el ojo del observador. Si tu audiencia son abejas u hormigas u horticultores entonces la flor cumple con todas sus necesidades específicas.La simple flor del okra combina gran belleza y además aporta una gran utilidad: su vaina (que es comestible).
Mientras que una flor del okra es diferente de la flor de un lilium, el valor en sí de cada una de ellas depende de si nuestro objetivo es estético y vamos a ponerla en un florero o si por el contrario es culinario y vamos a comérnosla cocinándola en un plato.
Cualquier pensamiento que te sujiera la propuesta de hoy, por favor, ¡deja un comentario!
Gracias!
Si te ha gustado el artículo te recomiendo desde aquí seguir el blog de Thomas Cagley. Actualmente es Vicepresidente de consultoría en David Consulting Group tiene una amplia y dilatada carrera en métricas del software y gestion de proyectos que puedes consultar aquí: Bio Thomas Cagley.
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En relación al punto “el valor de las cosas es relativo al observador” , hay una frase que decía un antiguo jefe mío y que algunas veces me gusta utilizar: a un cliente no hay que darle ni más ni menos de la calidad que es capaz de percibir. El resto de esfuerzos, en relación a la satisfacción del cliente, serán desaprovechados.
Un abrazo.
Fran, viene perfecta como resumen del articulo. El cliente sólo estará satisfecho por lo que él percibe, el resto de esfuerzos tienen que estar motivados por otras razones.
Gracias por tu aporte!
Un abrazo.
La primera parte es clara: trabajo, trabajo y trabajo. Quizá para la segunda parte se podría destinar algo de ese esfuerzo para conocer al cliente y saber qué valora para no desperdicirar esfuerzos
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